20 de enero de 2008

Algunos apuntes sobre la Historia de la Investigación Arqueológica en La Orotava. Cuarta Parte

A partir de la década de los años 70 Manuel J. Lorenzo Perera inició una serie de trabajos arqueológicos centrados en el menceyato de Taoro, principalmente en el Barranco de la Arena (La Orotava) y sus inmediaciones. De este modo llevó a cabo la excavación arqueológica del Conjunto de Pino Leris en 1974 un conjunto de dos cuevas superpuestas, una cueva de habitación y otra sepulcral. Unos años antes estas cuevas habían sido expoliadas, por lo que una parte de estos trabajos que se acometieron fue el de recuperar el material que se había extraído de aquella manera. Del Conjunto Arqueológico de Pino Leris se recuperaron diversos restos óseos humanos (más de cuarenta enterramientos) fragmentos de muelas de molino circulares, restos óseos de animales, carbón, fragmentos de cerámica, lascas de obsidiana, etc. En este yacimiento se identificó, por primera vez para la isla de Tenerife, evidencias de lo que se interpretó como el rito funerario de la cremación en época aborigen.

Un año después, en 1975, se excavó una cueva de habitación ubicada en la urbanización Las Cuevas, en la ladera de Tamaide, muy próxima al Barranco de la Arena. Esta cueva, al igual que el Conjunto Arqueológico de Pino Leris también se encontraba expoliada; aún así durante los trabajos arqueológicos se recuperaron abundantes restos materiales guanches, como fragmentos de cerámica, huesos de cabra y cerdo, etc.

En 1979 M. García Sánchez estudió el material antropológico procedente de este yacimiento. Un total de 13 cráneos y 35 mandíbulas fue analizado por este investigador, así como diversos elementos del esqueleto post-craneal.

Ya en la década de los años 80, y como continuación a los trabajos iniciados por M. J. Lorenzo Perera, se pone en marcha un proyecto de investigación centrado en el estudio histórico, arqueológico y etnográfico del Barranco de la Arena. Así, a partir de 1983 se llevaron a cabo dos excavaciones arqueológicas: una en la Cueva de los Barros y otra en la Cueva de Quiquirá.

En 1989 se publicó un libro con el resultado de los trabajos arqueológicos que se realizaron en la Cueva de Quiquirá . Se trata de una cueva de habitación que reveló una escasa potencia estratigráfica y de la que se recuperaron diversos materiales cerámicos, faunísticos y líticos de época aborigen. Para los autores de este trabajo estos elementos materiales no presentaron diferencias sustanciales en relación con lo que ya se conocía para el menceyato de Taoro o la isla de Tenerife en general .


Primera Parte
Segunda Parte
Tecera Parte

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