“RESUMEN: A partir de la intervención realizada en el Barranco de San Blas (San Miguel de Abona, Tenerife), se hace una reflexión sobre los modelos de poblamiento aborigen propuestos para el sur de la Isla de Tenerife. Se argumenta la inviabilidad actual de dichos modelos planteando la necesidad de un replanteamiento a la luz de los nuevos datos y evidencias. Finalmente, con el análisis de la secuencia del Barranco de San Blas, se pretende contribuir en la definición de un nuevo modelo territorial para esta parte de la Isla”
“Si atendiésemos al modelo socioeconómico aborigen que, con carácter general, defendió L. Diego Cuscoy para el sur de Tenerife en su obra Los Guanches (1968), el Barranco de San Blas tendría una clara vinculación con la trashumancia ganadera permanente. Se trataría de uno de los múltiples paraderos pastoriles integrado en una red de desplazamientos continuos donde los pastores aprovecharían los recursos ganaderos durante la estación húmeda. La zona sur, al carecer de lo que este autor definió como “elementos de fijación” al territorio (recursos hídricos asegurados, cuevas para el hábitat o tierras agrícolas fértiles), se comportaría como un espacio en el que apenas existiría un poblamiento permanente y, en consecuencia, la población, escasa, se dedicaría a la cría y cuidado del ganado con un régimen de pastoreo con desplazamientos continuos. Como hemos expuesto en líneas anteriores, después de Los Guanches, han sido pocas las investigaciones arqueológicas encaminadas a definir un modelo de poblamiento aborigen para la Isla de Tenerife; es más, el modelo presentado por L. Diego Cuscoy fue tomado, en términos generales, como referencia. La cuestión radica en que, en el estado actual de la investigación arqueológica de Tenerife en general, y del sur de la Isla en particular, ya no se puede sostener el modelo de poblamiento elaborado por este autor, por lo menos en algunos de sus pilares básicos. Esto no quiere decir que haya que desechar sus planteamientos; como se podrá observar, la explicación que ofrecemos sobre el Barranco de San Blas se adecuó a la perfección al modelo de L. Diego Cuscoy. Lo que pretendemos afirmar es que las explicaciones que proporciona sobre el poblamiento aborigen (por lo menos para el sur de Tenerife), con relación a su organización socioeconómica y su reflejo en el territorio, deben ser objeto de revisión, no sólo a la luz de los nuevos datos y evidencias, sino también en función de un planteamiento general menos determinista”
“Por último, sólo señalar que, tal y como parece atestiguarlo San Blas, el registro arqueológico del sur de la Isla está muy relacionado con prácticas de carácter subsistencial, especialmente la ganadería, cuestión que ya L. Diego Cuscoy definió con un alcance verdaderamente insuperable para la época en que lo hizo. Sin embargo, la redimensión de sus tesis, desde el punto de vista material, queda definida en que no es posible explicar todos los asentamientos del sur de Tenerife como paraderos pastoriles integrados en una red de desplazamientos continuos y temporales, pues el registro material indica divergencias relevantes en relación a esta interpretación, a la que habría que añadir un poblamiento permanente, así como restar exclusividad a la práctica económica ganadera”.
Artículo completo en: Chávez Álvarez, E., Pérez Caamaño, F., Pérez González, E., Soler Segura, J., Goñi Quinteiro, A. y Tejera Gaspar, A. (2006): El Barranco de San Blas (San Miguel de Abona, Tenerife) Breve secuencia de un modelo por definir. Tabona, 14. Revista de Prehistoria y Arqueología. Servicio de Publicaciones, Universidad de La Laguna, 2006, pp. 263-284
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