
Nuestra pasión por los guanches y nuestra obsesión por conocer sus orígenes y devenir es ininteligible fuera de la constante retroalimentación entre raza y nación que ha marcado la historia contemporánea de Canarias. Pero esta relación ha permanecido por lo general oculta tras el velo de la ciencia, implícita bajo la creencia de que lo que sabemos de los aborígenes es el resultado de los continuados esfuerzos por desentrañar la verdad de su historia. Sin embargo, para entender los trasuntos de esa pasión por lo guanches es necesario volver sobre las palabras no dichas y las cosas no contadas de nuestro más querido mito de origen.
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