La población aborigen de la isla de La Palma se caracteriza, entre otras cosas, por haber desarrollado una economía basada en la ganadería. Ya desde los momentos inmediatamente posteriores a la Conquista de la isla, y a lo largo de los siglos siguientes, esta actividad fue descrita y reflejada en los diferentes textos que han llegado hasta nosotros en forma de fuentes narrativas o literarias, entre otras.
En efecto, la crónica normanda Le Canarien recoge que en La Palma los habitantes no viven más que con carne (Le Canarien, 1402-1408/1982:62)6. A. Bernáldez escribió que: (...) e con leche e manteca e carne se mantenían (A. Bernáldez: E. Morales, 1495/1978). Para G. Frutuoso todos son criadores de cabras y ovejas (G. Frutuoso, 1590/1964:109); se mantenían con carne de oveja y cabras (...) y con carne de puerco (...) y con leche de cabras según Fray Juan de Abreu Galindo (1602/1977:261). Tomás Marín de Cubas alude nuevamente a que sus ganados son cabras y ovejas sin lana (...) y puercos pintados de varios colores negros y blancos rubios (1687/1984:273).
Las condiciones climáticas de la isla de La Palma han permitido el desarrollo de numerosas especies vegetales aptas para el consumo humano. Este hecho no pasó desapercibido por los cronistas e historiadores que, al igual que hicieron con la ganadería, describieron cómo la Palma estaba llena de grandes bosques de diferentes condiciones, como de pinos, de dragos que producen la sangre de drago y de otros árboles que proporcionan leche de gran provecho médico y hojas de diferentes clases (...) y muy rica en pastos (Le Canarien, 1402-1404/1962)8.
En efecto, la cantidad de especies vegetales que pudieron haber sido recolectadas por los antiguos habitantes de la isla de La Palma, no sólo para alimentarse sino también como materia prima y uso medicinal, es muy amplia. En los textos aparecen registradas especies como los helechos, los granos de amagante o las raíces de malvas (J. Abreu Galindo, 1602/1977:269; T. Marín de Cubas, 1694/1984:273; etc.) de las cuales sólo el helecho ha podido ser documentado arqueológicamente en la isla de Tenerife.
Por lo que respecta a la agricultura, la documentación arqueológica existente en la actualidad, sugiere que fue practicada en los momentos más antiguos del poblamiento de la Isla, y así parecen demostrarlo los restos de varias especies vegetales domesticadas, como el trigo (Triticum aestivum/ durum), la cebada (Hordeum vulgare) y las lentejas tipo microesperma (Lens culinaris), y que fueron halladas durante los trabajos de excavación arqueológica de la Cueva del Tendal. De este modo, se confirmaban las hipótesis de algunos investigadores de que los aborígenes de La Palma pudieron haber practicado una agricultura desde los momentos iniciales del poblamiento para, posteriormente, ser abandonada de manera voluntaria o involuntariamente (E. Martín Rodríguez, et al. 1988) frente a las afirmaciones de algunos textos históricos en los que se negaba esta práctica (T. Marín de Cubas, 1687/1984:273; J. Abreu Galindo, 1602/1977:269).
Además de obtener las proteínas de los alimentos de origen animal terrestre, los antiguos habitantes de la isla también lo hicieron a través del consumo de peces y moluscos, tal y como se desprende de los hallazgos en numerosos yacimientos arqueológicos de la isla. A pesar de que cronistas como N. De Recco o Zurara afirmaron que en La Palma se ignora el arte de la pesca (...) y que jamas come pescado (N. De Recco: Morales, 1341/1978:44-45) y que nao ha pescado algum (...) (Zurara, 1453:1973:343), los vestigios indican claramente lo contrario, pues son diversos los estudios en los que se ha podido demostrar cómo la pesca fue una actividad económica practicada desde los primeros momentos de la ocupación de la isla, incrementándose de modo progresivo (C. G. Rodríguez Santana, 1996:434-438).
Según lo expuesto, los aborígenes de La Palma tuvieron acceso a diversos bienes de tipo alimenticio.
Para algunos autores, la abundancia o escasez de todos estos productos dependería de factores de tipo natural y cultural, y la relación entre ambos sería la responsable de que una comunidad consiguiera adaptarse o no al medio circundante (E. Martín Rodríguez, 1992:9-19). Por ello, el conocimiento del medio natural habría sido fundamental para que supieran qué, cómo y cuándo explotar los diferentes recursos para una subsistencia óptima y equilibrada.
Extracto del trabajo presentado al Congreso de Estudios sobre La Palma. En Edición.
Imagen: Cabra palmera (www.tourlapalma.com)
En efecto, la crónica normanda Le Canarien recoge que en La Palma los habitantes no viven más que con carne (Le Canarien, 1402-1408/1982:62)6. A. Bernáldez escribió que: (...) e con leche e manteca e carne se mantenían (A. Bernáldez: E. Morales, 1495/1978). Para G. Frutuoso todos son criadores de cabras y ovejas (G. Frutuoso, 1590/1964:109); se mantenían con carne de oveja y cabras (...) y con carne de puerco (...) y con leche de cabras según Fray Juan de Abreu Galindo (1602/1977:261). Tomás Marín de Cubas alude nuevamente a que sus ganados son cabras y ovejas sin lana (...) y puercos pintados de varios colores negros y blancos rubios (1687/1984:273).
Las condiciones climáticas de la isla de La Palma han permitido el desarrollo de numerosas especies vegetales aptas para el consumo humano. Este hecho no pasó desapercibido por los cronistas e historiadores que, al igual que hicieron con la ganadería, describieron cómo la Palma estaba llena de grandes bosques de diferentes condiciones, como de pinos, de dragos que producen la sangre de drago y de otros árboles que proporcionan leche de gran provecho médico y hojas de diferentes clases (...) y muy rica en pastos (Le Canarien, 1402-1404/1962)8.
En efecto, la cantidad de especies vegetales que pudieron haber sido recolectadas por los antiguos habitantes de la isla de La Palma, no sólo para alimentarse sino también como materia prima y uso medicinal, es muy amplia. En los textos aparecen registradas especies como los helechos, los granos de amagante o las raíces de malvas (J. Abreu Galindo, 1602/1977:269; T. Marín de Cubas, 1694/1984:273; etc.) de las cuales sólo el helecho ha podido ser documentado arqueológicamente en la isla de Tenerife.
Por lo que respecta a la agricultura, la documentación arqueológica existente en la actualidad, sugiere que fue practicada en los momentos más antiguos del poblamiento de la Isla, y así parecen demostrarlo los restos de varias especies vegetales domesticadas, como el trigo (Triticum aestivum/ durum), la cebada (Hordeum vulgare) y las lentejas tipo microesperma (Lens culinaris), y que fueron halladas durante los trabajos de excavación arqueológica de la Cueva del Tendal. De este modo, se confirmaban las hipótesis de algunos investigadores de que los aborígenes de La Palma pudieron haber practicado una agricultura desde los momentos iniciales del poblamiento para, posteriormente, ser abandonada de manera voluntaria o involuntariamente (E. Martín Rodríguez, et al. 1988) frente a las afirmaciones de algunos textos históricos en los que se negaba esta práctica (T. Marín de Cubas, 1687/1984:273; J. Abreu Galindo, 1602/1977:269).
Además de obtener las proteínas de los alimentos de origen animal terrestre, los antiguos habitantes de la isla también lo hicieron a través del consumo de peces y moluscos, tal y como se desprende de los hallazgos en numerosos yacimientos arqueológicos de la isla. A pesar de que cronistas como N. De Recco o Zurara afirmaron que en La Palma se ignora el arte de la pesca (...) y que jamas come pescado (N. De Recco: Morales, 1341/1978:44-45) y que nao ha pescado algum (...) (Zurara, 1453:1973:343), los vestigios indican claramente lo contrario, pues son diversos los estudios en los que se ha podido demostrar cómo la pesca fue una actividad económica practicada desde los primeros momentos de la ocupación de la isla, incrementándose de modo progresivo (C. G. Rodríguez Santana, 1996:434-438).
Según lo expuesto, los aborígenes de La Palma tuvieron acceso a diversos bienes de tipo alimenticio.
Para algunos autores, la abundancia o escasez de todos estos productos dependería de factores de tipo natural y cultural, y la relación entre ambos sería la responsable de que una comunidad consiguiera adaptarse o no al medio circundante (E. Martín Rodríguez, 1992:9-19). Por ello, el conocimiento del medio natural habría sido fundamental para que supieran qué, cómo y cuándo explotar los diferentes recursos para una subsistencia óptima y equilibrada.
Extracto del trabajo presentado al Congreso de Estudios sobre La Palma. En Edición.
Imagen: Cabra palmera (www.tourlapalma.com)
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