Creo que hay personas, por supuesto sin educación, y sin conciencia de los valores culturales que poseen como ciudadanos, que saben perfectamente que la pérdida de valor patrimonial daría lugar a otro tipo de acciones e intervenciones en la Montaña, cargadas con menos polémica. Expolidadores, políticos, responsables directos o indirectos de la protección y conservación del patrimonio arqueológico: continuemos así. No nos quedará nada con lo que diferenciarnos, a lo que recurrir como estrategia de diversidad dentro del turismo cultural, al conocimiento... La educación, entre otras cosas, también nos da de comer. Mientras, el tiempo pasa.
El patrimonio arqueológico de la Montaña de Tindaya sufrió otro atentado a final de agosto, según denuncia Ben Magec-Ecologistas en Acción. Esta vez se intentó robar un panel de cuatro podomorfos al que los expoliadores, en su intento por arrancarlo, han causado «daños irreparables e irreversibles». El mismo panel, una piedra suelta de unos 60 kilos, ya había sufrido años atrás la acción de los desaprensivos, fracturándose longitudinalmente. Ahora, una de las partes sueltas ha desaparecido y otra ha sufrido daños ocasionados por el intento de robo. «Esta lamentable acción implica la destrucción de uno de los yacimientos arqueológicos más reconocidos y emblemáticos del mundo aborigen canario y de la mayor estación de grabados rupestres podomorfos del mundo», dicen los ecologistas.
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