28 de febrero de 2008

Los grabados rupestres de La Palma, por Franciso Herrera

Los primeros petroglifos de los que tenemos noticias, no sólo en la Isla de La Palma sino en toda Canarias, son los de Belmaco, en el municipio de Mazo, y que fueron localizados en 1752 por don Domingo Vandewalle. Pasaría más de un siglo antes de que Antonio Pestana y Diego Jiménez de Cisneros den a conocer nuevas estaciones rupestres en la isla, esta vez en el municipio de Garafía. Este último dará a conocer años más tarde la enigmática estación de Tajodeque (municipio de El Paso), la única en la que hasta la actualidad se han distinguido motivos del tipo alfabetiforme.
Hasta ese momento los hallazgos realizados tenían más bien un carácter anecdótico. Sin embargo, ya en las primeras décadas del siglo XX se comienza a poner de manifiesto que se trata de un elemento altamente significativo dentro de la prehistoria insular. Así, Elías Serra y Avelina Mata dan conocer los impresionantes conjuntos de La Zarza y La Zarcita (municipio de Garafía), Luis Diego Cuscoy estudia los grabados de Tigalate Hondo (municipio de Mazo) y Roque Teneguía (municipio de Fuencaliente), y Antonio Beltrán publica varios trabajos acerca del arte rupestre insular en el que se incluyen conjuntos hasta entonces desconocidos, sobre todo en el municipio de Garafía.
Una tercera etapa tiene lugar durante los años 70 y está protagonizada por los trabajos realizados por Mauro Hernández Pérez, quien recopila toda la información existente y crea un catálogo de estaciones al que añade numerosos conjuntos inéditos. Además, fue el primero en elaborar una secuencia en la que se tenían en cuenta aspectos como la tipología, la técnica empleada y la posible cronología de los motivos grabados.
En la década de los 80 se consolidaría el estudio de los grabados rupestres de la isla, en particular con la puesta en marcha del proyecto “Corpus de Grabados Rupestres de La Palma”, dirigido por los doctores Juan F. Navarro Mederos y Ernesto Martín Rodríguez y que permitió incrementar en buen número el volumen de estaciones rupestres conocidas, las cuales fueron además reproducidas mediante calco directo. En 1986 se incorpora al proyecto el doctor Felipe Jorge Pais, quien a través de un proyecto patrocinado por el ICONA prospectó las cumbres de la isla y localizó una ingente cantidad de estaciones hasta entonces desconocidas para la investigación. Esta circunstancia vino a demostrar que la implantación que a nivel insular tenían estas manifestaciones era mucho más amplia de lo que en un principio se había pensado. Tanto que hasta la actualidad no han cesado de producirse nuevos hallazgos.

Francisco Herrera (Arqueólogo e investigador especializado en arte rupestre)

Texto completo en Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología

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