Reproduzco un fragmento de uno de los artículos escritos por Arturo Pérez Reverte en el XLSemanal que, aunque de hace ya algún tiempo, me temo que continúa abarcando esta actualidad que nos rodea. A pesar de todo, y por la suerte que muchos tenemos por tener techo y comida, y vivir inocentes y ausentes, y culpables, de otras caras de este mundo, Feliz Año Nuevo.
Podéis ver el artículo completo, titulado Reyes Magos y Magas, aquí.
Pues sí, Juanchito, sobrino. La verdad es que este año los reyes magos lo tienen crudo. Con semejante panorama, no me dejaba yo nombrar rey mago ni harto de sopas. Con la que está cayendo. Antes, ser rey mago era algo. En tu debut salías en camello por los arenales siguiendo la estrella, y luego, ya sabes: una cena con Herodes a la ida, una copita con san José y los pastores en el portal, vuelta por un camino distinto para darle por saco al tal Herodes, y santas pascuas. De ahí en adelante, lo mismo pero con juguetes para los niños: la Mariquita Pérez, el traje de vaquero o de indio, el mecano, los juegos reunidos Geyper, los Pinipón, la Barbie, el disfraz de la Harry Potter o la espada del Señor de los Anillos. Lo normal. Llegabas la noche del 5 de enero, y aquello era tirar a pichón parado: cabalgata, zagales mirándote con la boca abierta, caramelos, aplausos, recepción de las autoridades. Un chollo que te rilas.
Pero figúrate, esta temporada. Para llegar a España los reyes deben pasar por Oriente, como siempre. Y eso está un pelín jodido. Tienen que cruzar el Tigris y el Eúfrates sin que los marines norteamericanos los liberen de sí mismos, como al resto de Iraq, dándoles matarile cuando pasen cerca. Pero es que, si los reyes magos sobreviven a esos hijos de puta, todavía tendrán que vérselas con otros hijos de puta un poquito más acá, cuando pasen por Israel, en las variedades hijo de puta ultra con trenzas, kipá en el cogote, escopeta y tanque Merkava guardándole las espaldas, o hijo de puta con chaleco de cloratita en la variedad Alá Ajbar y hasta luego Lucas.
Podéis ver el artículo completo, titulado Reyes Magos y Magas, aquí.
Pues sí, Juanchito, sobrino. La verdad es que este año los reyes magos lo tienen crudo. Con semejante panorama, no me dejaba yo nombrar rey mago ni harto de sopas. Con la que está cayendo. Antes, ser rey mago era algo. En tu debut salías en camello por los arenales siguiendo la estrella, y luego, ya sabes: una cena con Herodes a la ida, una copita con san José y los pastores en el portal, vuelta por un camino distinto para darle por saco al tal Herodes, y santas pascuas. De ahí en adelante, lo mismo pero con juguetes para los niños: la Mariquita Pérez, el traje de vaquero o de indio, el mecano, los juegos reunidos Geyper, los Pinipón, la Barbie, el disfraz de la Harry Potter o la espada del Señor de los Anillos. Lo normal. Llegabas la noche del 5 de enero, y aquello era tirar a pichón parado: cabalgata, zagales mirándote con la boca abierta, caramelos, aplausos, recepción de las autoridades. Un chollo que te rilas.
Pero figúrate, esta temporada. Para llegar a España los reyes deben pasar por Oriente, como siempre. Y eso está un pelín jodido. Tienen que cruzar el Tigris y el Eúfrates sin que los marines norteamericanos los liberen de sí mismos, como al resto de Iraq, dándoles matarile cuando pasen cerca. Pero es que, si los reyes magos sobreviven a esos hijos de puta, todavía tendrán que vérselas con otros hijos de puta un poquito más acá, cuando pasen por Israel, en las variedades hijo de puta ultra con trenzas, kipá en el cogote, escopeta y tanque Merkava guardándole las espaldas, o hijo de puta con chaleco de cloratita en la variedad Alá Ajbar y hasta luego Lucas.
1 comentario:
Bonjour, c'est vraiment intéressant, merci arqueofalas.blogspot.ru
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